lunes, 9 de diciembre de 2013

Aumentan los enfermos mentales que viven solos

La escasez de plazas asistenciales obliga a muchos enfermos mentales a permanecer en su domicilio. En familia o solos. La falta de sitio en las residencias y la crisis repercuten en el incremento, tanto de la incidencia de estas patologías, como en la obligación para estas personas de permanecer solas en en casa. Así lo denuncian las asociaciones aragonesas pro salud mental, que advierten de casos de pacientes "con cierta edad" que viven solos en sus hogares "con el riesgo que ello supone". En el mejor de los casos están acompañados de sus familias, aunque con padres de edad avanzada que no pueden asumir su cuidado en las mejores condiciones.
El colectivo insiste en la necesidad de crear más plazas residenciales. "La mayoría de personas afectadas por este problema vive con su entorno más próximo, aunque hay otros que están en residencias para mayores o en pisos protegidos gestionados por asociaciones o fundaciones. Pero no hay centros específicos en Aragón", sostiene el presidente de las asociaciones de afectados, Francisco González.
La adherencia al tratamiento se erige en una de las principales preocupaciones también para los propios profesionales. De ahí que muchos de ellos se hayan posicionado claramente en contra de la centralización de las unidades de salud mental. "Tengo varios pacientes que ya me han dicho que no van a ir a Valdespartera", aseguró a este diario una doctora en Psiquiatría.
PROBLEMAS
De todas formas, los afectados reconocen que la atención sanitaria y farmacológica es "positiva". La carencia de plazas asistenciales conlleva "peligro y riesgo, sobre todo en los casos de personas que viven solas". A esto se une, según el colectivo, la "falta de continuidad" en el tratamiento porque el aspecto sanitario "no culmina con la medicación, sino que alcanza a centros de rehabilitación, preparación para el empleo, formación laboral y centros de trabajo protegido. En esos aspectos todavía queda mucho por mejorar porque el enfermo no precisa un tratamiento de siete días y a la calle, sino que hablamos de un proceso continuado".
Según los datos de los colectivos de afectados, en Aragón hay alrededor de 35.000 personas que padecen algún tipo de problema mental. Las cifras generales hablan de aproximadamente un 1% de víctimas de un trastorno mental, pero el porcentaje sigue creciendo. En este incremento la crisis ha jugado un papel esencial en esta expansión de la incidencia.
"Los médicos de Atención Primaria cada vez detectan más casos de angustia o depresiones relacionadas con la falta de trabajo, amenazas de desahucio o cargas familias. Incluso, hay numerosas personas que sufren todos estos problemas juntos lo que provoca brotes que pueden teminar desembocando en situaciones graves", alertó González.
La Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Feafes) ha expuesto recientemente su especial preocupación por enfermos mentales que presentan una severa disfunción social como consecuencia de un trastorno grave o persistente.
Este colectivo, que presenta riesgo para sí mismo y para los demás; dificultades de conducta o peligro de recaída y se ve abocado en ocasiones a un Tratamiento Ambulatorio Involuntario (TAI). Aunque Feafes asegura que "si se realizaran intervenciones terapéuticas a tiempo y adecuadas no sería preciso hacer uso de ese tratamiento".
La rehabilitación e incorporación social se facilitarían a través de un tratamiento que incluya "planes individualizados de atención, un equipo multidisciplinar de intervención familiar socioeducativa y apoyo domiciliario", apuntan desde la confederación nacional.